A lo largo de la historia del mundo han surgido personajes ilustres que nos han dado muestra de cotidiana de valentía, situación esta que se apega sin duda a la capacidad de la que gozan algunos de asumir en sus propios hombros las consecuencias de hechos Titánicos que irremediablemente tienen que combatir dado la posición que su persona se juega en la historia.
Recuerdo al inolvidable Papa Juan Pablo Segundo, cuando asumió en el ano de 1978 las riendas de la iglesia católica he inicio una peregrinación por el mundo entero llevando un mensaje de paz y reconciliación, fue capas de estrechar su manos, con musulmanes, judíos y evangélicos, pidió perdón por los errores de la iglesia y fue capas hasta de tomar el Coran en sus manos y rezar en hebreo por un mismos dios. Eso es valentía, asumir con sensibilidad y gallardía las situaciones que se nos presentan en la vida sin mirar a los lados, sin mediar las concecuancias y sin satanizar a nuestros semejantes. Si el pudo, si el se puso al frente y en nombre de la humanidad pidió perdón y rezo en el muro de los lamentos, por que nosotros mismos no podemos ser valientes y enfrentarnos a nuestras verdades y a nuestras mentiras a nuestros miedos y a nuestras alegrías, por que no? El único obstáculo entre tu y la verdadera felicidad lamentablemente en la mayoría de los casos somos nosotros mismos los que no la vemos
Que bonito seria vivir en una sociedad reconciliada sin miedos ni mentiras, sin reservas de ningún tipo, una sociedad donde el devenir político y sociológico nos lleve a encontrarnos con una realidad colmada de oportunidades que nos den la razón cuando alzamos la cabeza y decimos que queremos continuar, que necesitamos ser tomados en cuanta y que tenemos una vos que se escucha muy alto y que puede alcanzar cosas maravillosas. Los invito a desintoxicar nuestras conciencias y nuestras almas, estemos bien con nosotros mismos primero para luego pretender estar bien con los demás, seamos valientes y enfrentemos todos nuestros miedos, nuestros amores, nuestros desamores nuestras tristezas y nuestras alegrías, Adelante es una bella palabra que empieza con la A de amor y termina con la E esperanza, el cielo no es el limite y cada uno de nosotros tiene su propio motor para alcanzar la gloria.
Recuerdo al inolvidable Papa Juan Pablo Segundo, cuando asumió en el ano de 1978 las riendas de la iglesia católica he inicio una peregrinación por el mundo entero llevando un mensaje de paz y reconciliación, fue capas de estrechar su manos, con musulmanes, judíos y evangélicos, pidió perdón por los errores de la iglesia y fue capas hasta de tomar el Coran en sus manos y rezar en hebreo por un mismos dios. Eso es valentía, asumir con sensibilidad y gallardía las situaciones que se nos presentan en la vida sin mirar a los lados, sin mediar las concecuancias y sin satanizar a nuestros semejantes. Si el pudo, si el se puso al frente y en nombre de la humanidad pidió perdón y rezo en el muro de los lamentos, por que nosotros mismos no podemos ser valientes y enfrentarnos a nuestras verdades y a nuestras mentiras a nuestros miedos y a nuestras alegrías, por que no? El único obstáculo entre tu y la verdadera felicidad lamentablemente en la mayoría de los casos somos nosotros mismos los que no la vemos
Que bonito seria vivir en una sociedad reconciliada sin miedos ni mentiras, sin reservas de ningún tipo, una sociedad donde el devenir político y sociológico nos lleve a encontrarnos con una realidad colmada de oportunidades que nos den la razón cuando alzamos la cabeza y decimos que queremos continuar, que necesitamos ser tomados en cuanta y que tenemos una vos que se escucha muy alto y que puede alcanzar cosas maravillosas. Los invito a desintoxicar nuestras conciencias y nuestras almas, estemos bien con nosotros mismos primero para luego pretender estar bien con los demás, seamos valientes y enfrentemos todos nuestros miedos, nuestros amores, nuestros desamores nuestras tristezas y nuestras alegrías, Adelante es una bella palabra que empieza con la A de amor y termina con la E esperanza, el cielo no es el limite y cada uno de nosotros tiene su propio motor para alcanzar la gloria.